“Soy de los pocos periodistas que logró entrar al paraíso”

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“Soy de los pocos periodistas que logró entrar al paraíso”

CARLOS MAIPAH, PERIODISTA Y EMPRESARIO HOTELERO

Emprendedor por naturaleza, en 1997 creó El Diario de Escobar, al que le sucedieron otros dos matutinos y una emisora de radio. En 2014 vendió todo y se radicó en Brasil, donde abrió la posada Coruja Branca en una isla paradisíaca. En pocos años se convirtió en favorita de los argentinos que viajan al destino brasilero más codiciado: Bahía. Hoy ya es una marca.

En 2013 y con 48 años, Carlos Maipah ya era un referente obligado en su ciudad. El Diario de Escobar, del que era director y copropietario desde su nacimiento, era la nave insignia del Grupo El Diario, conformado por otros dos matutinos de frecuencia diaria (uno en Baradero y otro en San Pedro) y por Radio Líder, emisora montada en Ingeniero Maschwitz con catorce horas de programación en vivo, móviles y transmisiones desde exteriores.
Conducía la mañana de la radio, integraba ADEPA, era también socio de un instituto adscripto al ISER donde muchos locutores obtuvieron su título oficial y participaba activamente de la vida social e institucional de las tres ciudades. Ese año inauguraron el edificio propio de tres plantas en el corazón de la ciudad, equipado con una rotativa que entregaba un ejemplar por segundo.

«Fue hermoso -rememora- porque habíamos nacido en un local alquilado en una galería. Lo habíamos dividido con un tabique para poder decir nuestras oficinas». Al principio imprimíamos en capital, en la Editorial El Cid. Cada noche transmitíamos todas las páginas por fax módem y el propio Bensanson se quedaba esperando el material hasta la medianoche. Él imprimía centenares de periódicos pero el nuestro era el único diario».

¿Y a usted le quedaba tiempo para vivir?
Para vivir y para hacer más cosas. Escribí un par de novelas, hice un programa de TV, organizábamos eventos, fiestas, colaboraba con entidades en trabajo social y con un amigo creamos «Desierto», el musical más grande de la historia del país, con seiscientos actores y bailarines en escena. Lo filmamos en una toma con ocho cámaras y luego hicimos un filme para los chicos de las escuelas».

¿Y antes del diario?
Muchísimas cosas… todas me ayudaron, me permitieron aprender por el método más duro: el de prueba y error. No tuve la suerte de poder estudiar. Aprendía haciendo. Hice programas de radio, de televisión, desfiles, pero el profesionalismo lo adquirí con una producción que hice para la revista Corsa…

¿La de automovilismo?
Sí. Durante cuatro años hice una producción independiente semanal. Recorrí la Argentina pueblo por pueblo buscando a los pilotos del futuro dentro de las categorías zonales y del karting. En esos recorridos encontré a muchos pilotos que fueron luego protagonistas. La primera vez que Norberto Fontana o Pechito López salieron en Corsa fue precisamente en esa sección. Y no fueron los únicos…

En 2014 el proyecto empresario de Maipah se había cumplido. Edificio propio con taller gráfico, equipos de trabajos consolidados. Era el momento de disfrutar. ¿Qué pasó?
Para entonces había comprado una casa en la playa de Berlinque, un pueblito de pescadores en la Isla de Itaparica, frente a Salvador de Bahía. Y quise cumplir con el sueño del pibe. Los pibes no sueñan con ser empresarios o referentes sociales… sueñan otras cosas. En mi caso era vivir en un lugar donde siempre fuera verano, con aguas cálidas, tirarme abajo de los coqueros, jugar con los monitos… y me di cuenta que yo podía cumplir ese sueño…

En 2014 vendió su parte en la sociedad y construyó sobre la playa, al lado de su casa, la posada Coruja Branca Itaparica. Era comenzar de cero una nueva vida, con una nueva actividad y hasta un nuevo idioma.

En Argentina quedaron sus dos hijos (Ulises, que actualmente tiene a su cargo la comercialización de Coruja Branca en Argentina, y Álvaro), llegaron sus nietos (Alegra, Julia y Félix), sus amigos, sus costumbres, la infaltable mesa del café matinal en María Pía… «y la locura de dirigir tres diarios y una radio.
Eran más de doscientas personas y un diario funciona las veinticuatro horas, todos los días del año».

Bueno, un hotel también…
Pero es muy distinto. Al periodista lo buscan cuando hay un problema. Vos no elegís a qué hora van a chocar dos camiones o un tipo va a asesinar a otro. Acá te buscan para conversar, para que les cuentes las historias del lugar o los lleves a darle de comer a los monitos. Es un placer. Vienen de todo el país y la mayoría de las veces conozco su pueblo, surgen nombres en común.

En siete años la posada se consolidó con público argentino e italiano. Entre ambos países aportan el 93% de los clientes. La fanpage de Coruja Branca tiene más de 39.000 seguidores y cada publicación genera cientos de comentarios positivos, con una calificación de 4,9 puntos sobre un máximo posible de 5 puntos. Cifras sorprendentes para una posada.

«Sorprendente es la cantidad de gente que regresa uno y otro año. Hay huéspedes que ya estuvieron tres o cuatro veces y vuelven con familiares, con amigos y nosotros no estamos acá a la vuelta… tenés que ir a Ezeiza, volar 4.300 kms, cruzar a la isla en ferry o en lancha…”

¿Posada o complejo?
Nacimos como posada pero este año estamos duplicando el área y construyendo más suites.

El cierre del Club Med de Itaparica dejó un nicho abierto y para aprovecharlo estamos agregando nuevos servicios, dos nuevos restaurantes, piscina, un nuevo bar, un mini gym con hidro, peluquería, algunos locales. El cambio fue inevitable, tuvimos que crear un nuevo concepto para acompañar la transformación del mercado.

¿Y qué busca hoy la gente?
Hoy, a causa de la pandemia, consultan mucho por el cumplimiento de los protocolos de sanidad pero fundamentalmente buscan un servicio VIP y buenos precios. Nosotros cumplimos con creces los tres requisitos.

Es lógico, la situación económica se modificó para muchos y la gente ya no busca el lujo superfluo sino confort y calidad. Ese es nuestro punto de equilibrio. Nuestros paquetes tienen todo incluido menos la bebida. Comen a la carta con un menú muy variado y solo están pagando lo que consumen. ¿Para qué querés un menú con veinte platos si solo vas a comer uno? Acá no hay sobrantes y por lo tanto no hay comidas recalentadas o recicladas. Eso y el poder bajar de las habitaciones a la arena de la playa es lo que más les gusta».
Es verdaderamente un concepto nuevo. Quienes ya estuvieron lo describen co- mo «una especie de pueblo pequeño don- de todos se conocen y se respetan, donde todo está a mano. Su mayor preocupación es elegir qué van a comer».

El crecimiento trascendió lo meramente edilicio. Aquella posada se convirtió en una marca. Hoy cuentan con un merchandising propio y están muy avanzados los proyectos de expansión hacia la región sur de Brasil, para aquellos argentinos que viajan en auto y conocen el concepto Coruja Branca y las excelentes referencias.
«Sucede que somos una propuesta lógica, para gente lógica con precios lógicos. Si alguien busca alfombras rojas tiene que ir a Río. Acá la alfombra es la arena y el mejor espectáculo lo ofrece la naturaleza. En la playa no hay sombrillas porque la gente está a la sombra de los coqueros; los pescadores de pulpos y langosta llegan a la playa con sus capturas; los músicos son bahianos. La cultura brasilera y sus costumbres están presentes en todo momento. Acá no estás en Brasil, acá lo vivís».
Varios argentinos que llegaron a la posada como huéspedes compartieron el enamoramiento y ahora viven en el pueblo. Inclusive algunos fueron más allá y se convirtieron en inversores.

¿Ahora son socios?
Sí, el crecimiento lo hemos hecho con la participación de algunos clientes que invirtieron en Coruja Branca. Algunos compraron una casa acá cerca y otros directamente compraron puntos del complejo y son socios. Brasil es una topadora y su economía es muy estable.

Podríamos decir que todos quieren vivir en el paraíso…
Sí… y yo soy un privilegiado. Soy uno de los pocos periodistas que consiguió un lugar en el paraíso. Hay muchos chistes sobre ese tema.

PRENSA

Revista Fortuna (SEP2020)

Revista Noticias (AGO2020)

Programa de radio Generación E con Martín Pozzo (MAY2019)

Diario El Debate (JUL2017)

Revista Caras (JUL2017)

Vivir en el paraíso

¿Quién no soñó alguna vez con largar todo e irse a vivir a una isla tropical?
Este polifacético empresario argentino, además de decirlo, lo hizo.
Cambió los trajes por bermudas, las corbatas por divertidos sombreros y guardó definitivamente el reloj para ingresar al biorritmo de una isla donde se come cuando se tiene hambre, se duerme cuando se tiene sueño y las imágenes del Nat Geo son reemplazados por una simple caminata por la playa. Un lugar donde el pregonado concepto del «carpe diem» es una realidad.